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Normalmente nos cuesta poner límites y decir que
NO a las peticiones de otros.
Esto se puede deber a varias razones, pero las
más comunes son el miedo al rechazo, al conflicto, al qué dirán o qué pensarán
y/o para no tener emociones como sentirnos mal, con culpabilidad o
remordimientos.
Otras razones pueden ser sentir que siempre
tenemos que estar ahí a la disposición de los demás porque pensar en nosotros,
en nuestros deseos o necesidades es egoísta.
Todas estas razones y muchas más nos hacen no
saber y no poder poner límites y decir que no.
Pero el origen de todo esto en distintos
formatos es una falta de amor a nosotros mismos donde es más importante no
fallarte a ti que fallarme a mí.
Donde prefiero sentirme mal yo a que te sientas
mal tú.
Pues bien.... Saber poner límites. Entender
cual es la fórmula empática de hacerlo, aprender a comunicarlos desde el lugar
correcto y no desde el enfado o en un calentón, aprender fórmulas correctas de
comunicación, saber cuál es el momento de instaurarlos....... Todo eso y mucho
más aumenta nuestra autoestima y es posible.
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